Tú, Señor, has venido a mi encuentro y me llamaste. Pero todavía tengo miedo de decirte «sí». Vienes a buscarme, pero me escondo. Dices, con cariño, mi nombre… y finjo no escuchar. ¡Ilumíname! Dame la fuerza para no rechazar tu invitación, la salvación que me das
Dios fuerte y misericordioso, que destruyes las guerras y derribas a los soberbios; aparta de nosotros la destrucción y las lágrimas, para que todos podamos llamarnos, en verdad, hijos tuyos. Por Jesucristo, Nuestro Señor
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí Jn 15, 26 – 16, 4a
Entra en mi vida, Espíritu consolador, y ayúdame a dar testimonio de Jesús con todas las personas que conozco
Dios fuerte y misericordioso, que destruyes las guerras y derribas a los soberbios; aparta de nosotros la destrucción y las lágrimas, para que todos podamos llamarnos, en verdad, hijos tuyos. Por Jesucristo, Nuestro Señor
Jesús, Señor y hermano, que tu paz esté conmigo hoy en todos mis caminos. Que tu paz me guie en todos los desafíos, me proteja en las aflicciones y me inspire en las decisiones. Ayúdame a percibir tu presencia en todos los gestos de bondad que vea
Feliz domingo
Dios fuerte y misericordioso, que destruyes las guerras y derribas a los soberbios; aparta de nosotros la destrucción y las lágrimas, para que todos podamos llamarnos, en verdad, hijos tuyos. Por Jesucristo, Nuestro Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.» Jn 14, 23-29
Jesús les explicó distintos modos de su nueva presencia. Estará junto al Padre, pero a la vez estará con sus discípulos, nosotros. Podríamos decir: a partir de ahora vais a experimentar en vosotros mi presencia, pero de otra manera. Y también: vosotros vais a ser «el lugar» donde los hombres podrán encontrarme. Ambas cosas. ¿Dónde o cómo será esto? Nos interesa mucho, porque esto es lo que llamamos fe: la experiencia viva de la Presencia del Señor que se encuentra conmigo… sin dejar de estar con el Padre.
Feliz domingo
Dios fuerte y misericordioso, que destruyes las guerras y derribas a los soberbios; aparta de nosotros la destrucción y las lágrimas, para que todos podamos llamarnos, en verdad, hijos tuyos. Por Jesucristo, Nuestro Señor
No sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo Jn 15, 18-21
Gracias, Señor, por tu amor eterno. No hay distancia ni barreras ni muerte para el amor que me ofreces. Y cuando me doy cuenta de lo mucho que me amas, respiro con más calma; yo sé que, en los buenos o malos momentos, feliz o triste, tu ternura siempre está cerca de mí
Dios fuerte y misericordioso, que destruyes las guerras y derribas a los soberbios; aparta de nosotros la destrucción y las lágrimas, para que todos podamos llamarnos, en verdad, hijos tuyos. Por Jesucristo, Nuestro Señor