Wär Gott nicht mit uns diese Zeit, BWV 14 (Si Dios no estuviera con nosotros en este tiempo) es una cantata de iglesia escrita por Johann Sebastian Bach en Leipzig para el IV domingo después de la Epifanía (IV del Tiempo Ordinario) y estrenada el 30 de enero de 1735. El texto está basado en un himno de Martin Lutero publicado en 1524.
Bienaventurados los pobres en el espíritu Mt 5, 1-12a
Manos divinas, manos que crean tallan y modelan el sueño eterno de su amor. Manos de mi Dios, manos que dan vida, contagian aliento, suspiro y comunión. Manos divinas de mi Dios que encarnan su presencia, que iluminan, sonríen y armonizan toda mi existencia. En tus manos, mi Dios, vivo y quiero vivir ahora, viviéndome en ti, me dejo, sabiendo que no sé vivir sin ti.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo». Mt 5, 1-12a
Las Bienaventuranzas del Evangelio son verdaderas consolaciones porque la persona creyente, como parte de la creación del mundo, no puede dejar de experimentar la desgracia, el dolor, la angustia, la decepción, el sufrimiento, etc. Sin embargo, y al mismo tiempo, encuentra en su experiencia religiosa la fuerza y el impulso necesarios para sobreponerse a todo aquello que es negatividad y que amenaza a su vida y persona. Las consolaciones son momentos trascendentales en nuestra existencia porque por medio de ellas la esperanza descubre que el cielo y la tierra no son dimensiones separadas ni desconectadas entre sí, antes, al contrario, intuye que forman parte de una misma realidad salidas de la mano del creador.
¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen! Mc 4, 35-41
No puedo amar a Dios sin empeñar todo mi corazón en vivir para mis semejantes, sin empeñar toda mi alma en responder a todas las tendencias espirituales del mundo de hoy, sin empeñar todas mis energías al servicio de este Dios en su correlación con el hombre.
A mi hermano en la Fe, Julián, el día de su onomástica.