Domingo IV del Tiempo Ordinario

Bienaventurados los pobres en el espíritu
Mt 5, 1-12a

Manos divinas, manos que crean
tallan y modelan el sueño eterno de su amor.
Manos de mi Dios, manos que dan vida,
contagian aliento, suspiro y comunión.
Manos divinas de mi Dios que encarnan su presencia,
que iluminan, sonríen y armonizan toda mi existencia.
En tus manos, mi Dios, vivo y quiero vivir ahora,
viviéndome en ti, me dejo, sabiendo que no sé vivir sin ti.

Manuel J. Fernández Márquez

Feliz domingo

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