
Mi madre y mis hermanos son estos:
los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Lc 8, 19-21
La caridad gana premios y aplausos, pero cuando te unes a los pobres te pueden matar. A las personas no las crucifican por dar caridad; a las personas las crucifican por vivir un amor que perturba el orden social, un amor que exige un mundo nuevo. A las personas no las crucifican por ayudar a los pobres, sino por unirse a ellos.