
El esposo está con ellos
Mc 2, 18-22
Señor, en el silencio de este día que comienza vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fortaleza.
Hoy quiero mirar al mundo con unos ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, dulce y prudente; ver por encima de las apariencias, a tus hijos, como tú mismo los ves, y así no ver más que el bien en cada uno de ellos.
Cierra mis oídos a toda calumnia; guarda mi lengua de toda maldad.
Que solo los pensamientos caritativos permanezcan en mi espíritu.
Que sea benévolo y tan alegre que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia.
Revísteme de ti, Señor, y que a lo largo de este día, yo te irradie.
Leo Jozef Suenens, 1904-1996